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El compañero de celda




Dos guardias lo llevaron hasta la celda, lo hicieron entrar de un empujón y cerraron

La pesada puerta. Fabián estaba preso en aquella celda de dos por tres metros por

Un delito menor, era su primer día en la cárcel.

Estaba confinado en aquella diminuta habitación, húmeda, fría, maloliente, pero a

Fabián no le pareció tan mala, por lo menos estaba solo, un mal compañero de celda

Puede ser mucho peor.



Cuando se hizo de noche apagaron las luces. Fabián se acostó en la incomoda cama.

La puerta tenía una ventana pequeña por donde entraba luz desde el corredor, lo que

Evitaba que la celda estuviera en completa oscuridad.

Los ruidos de la cárcel lo mantenían despierto, cada tanto algún prisionero gritaba, o

Golpeaba la puerta de su encierro. Era un lugar malo y aterrador, aquellas paredes

Guardaban mucha ira, mucha frustración, y no eran pocos los hombres que habían

Muerto allí.



Desvelado, miraba la penumbra que lo envolvía, cuando notó un movimiento en un

Rincón. En una esquina, en la pared en donde estaba la puerta, se distinguía apenas

La figura oscurecida de un hombre, sentado en el suelo, mirando hacia Fabián.

Un terror atroz se acumuló en el pecho de Fabián, y el corazón le palpitó con fuerza.

Al fijar toda su atención en aquella figura que había surgido de la nada, advirtió que

En su cara se formaba una sonrisa fiera, un gesto de enfado, y sus ojos parecían

Avivarse como brazas, y brillaban en la oscuridad.



La fantasmagórica figura desapareció varias veces, como si se desvaneciera, luego

Surgía de la oscuridad, y volvían a brillar sus ojos encendidos.

Las semanas que estuvo encerrado fueron un calvario para Fabián; las cárceles son

Lugares espantosos, sobre todo si se tiene un mal compañero de celda.

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