No dormirse. En su cara se marcaban unas ojeras oscuras, y sus ojos estaban rojos
Por dormir poco, también estaba delgado y débil.
Antonio quería dormir, pero cada vez que lo hacía algo lo despertaba. Las manos de
Un ser desconocido lo sacudían bruscamente hasta despertarlo. Ya despierto, podía
Sentir unos dedos helados sobre sus hombros, o tomándolo de un pie, pero al abrir los
Ojos descubría que estaba solo, y dejaba de sentir el agarre de aquellas manos.
Antonio temía dormirse y volver a sentir como esa cosa, lo que fuera, lo aferraba
Con fuerza y lo sacudía. Se imaginaba que tipo de criatura podía ser; sería un
Fantasma, un demonio, ¿Qué aspecto tendría? Seguramente era algo repulsivo.
Ya hacía dos semanas que era atormentado por esa criatura que no podía ver, por
Ese ser que no lo dejaba dormir, y que poco a poco lo estaba matando.
Seguía sentado en su sofá, con sus ojos enrojecidos bien abiertos. Escuchó un
Rumor en el techo, había comenzado a llover. La noche estaba muy avanzada,
Los pocos sonidos que llegaban de la ciudad fueron diluidos por el rumor
Monótono de la lluvia.
Se durmió oyendo aquel sonido tranquilizador, y comenzó a soñar con una pradera
Luminosa y verde. En el sueño, caminó hasta un arroyuelo cristalino que corría
Alegre entre aquella pradera de ensueño.
Se despertó al sentir como unos dedos se paseaban por su cabello. Antonio se
Esforzó en no abrir los ojos, aunque sintió como una mano se deslizaba hasta
Su hombro y luego comenzaba a sacudirlo. Antonio comprendió repentinamente
Que aquella cosa solo podía hacerle mal manteniéndolo despierto. Apretó los
Ojos para no abrirlos y trató de dormirse nuevamente, pensando en aquella
Pradera y el arroyo cristalino.
Cuando consiguió dormirse nuevamente sintió una gran paz, había vencido
Al demonio del insomnio.
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