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Zona de zombies




En una zona exclusiva de una ciudad, vivían personas adineradas, pero los muros y

Rejas que resguardaban esa zona, no los salvó de consecutivas crecientes. Las aguas

De una inundación cobraron muchas víctimas en ese lugar, y las casas permanecieron

Mucho tiempo bajo agua. Aquella parte de la ciudad terminó siendo abandonada, y

Detrás de sus muros crecieron la decadencia, el abandono, las ruinas, la desolación.



Una noche, en una callejuela, Andrés revisaba una cartera que había arrebatado.

- !Alto ahí, policía¡ - gritó una voz. Andrés comenzó a correr a toda prisa, detrás de

El corrían dos policías. Como era muy rápido les sacó buena ventaja. Divisó el muro

Donde comenzaba la zona abandonada. El ruido de una patrulla se aproximaba por

Otra calle, Andrés pensó rápido y decidió trepar el muro.



El muro era alto pero su revoque tenía numerosas hendiduras, y por estas trepó

Andrés. Al saltar hacia el otro lado calló mal y se torció un tobillo.

La mayoría de las casas estaban en ruinas, la humedad derrumbaba sus paredes,

La naturaleza se había adueñado del lugar, las malezas y los pastos crecían por

Todos lados, agrietando las calles, y levantando las baldosas de las veredas.

Aquel ambiente húmedo emanaba una bruma persistente, las sombras se apilaban

Sobre las ruinas, y un olor nauseabundo infestaba todo el lugar.



Andrés, cojeando, con su tobillo adolorido, terminó de atravesar un terreno enredado

De malezas, que antes fuera un hermoso jardín, y salió a una calle agrietada, llena

De todo tipo de basura. Con su tobillo hinchado no podía trepar el muro, debía

Encontrar otra salida.

A medida que avanzaba, comenzó a escuchar ruidos que venían del interior de las

Casas. Se oían golpes, como si alguien se tropezara, seguidos por gemidos.

Del interior de las casas, surgieron unas figuras delgadas, apenas reconocibles

Como humanas, algunas se tambaleaban otras se arrastraban, pero todos aquellos

Seres decrépitos se dirigían hacia Andrés.



Trató de correr pero su tobillo se lo impedía. Aquellos seres cada vez eran más,

Aumentaban los gemidos, venían de todas partes, salían de los umbrales y se

Apuraban en alcanzar a Andrés. De a poco le fueron cerrando el paso, hasta

Rodearlo completamente, y en un frenesí alimenticio, como una jauría de lobos,

Despedazaron al pobre Andrés, que gritó hasta último momento, cuando sus

Miembros eran desprendidos.



Los policías que lo perseguían detuvieron la persecución, pensaron que se había

Escapado - A este no lo agarramos mas - dijo uno de los agentes.

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