Cercano. Las ranas cantaban en coro inmersas en las aguas quietas y pantanosas
Del bañado. Los juncales se meneaban como una masa uniforme, al ritmo de un
Viento cambiante que arremolinaba nubes en el cielo sin luna. Aquella zona baja,
Pantanosa y rodeada de pajonales, rebosaba de vida, y sus noches estaba plagadas
De pequeños sonidos producidos por los animales, que sumados forman un rumor
Inquietante, que alerta los sentidos.
Uno de los seres que habitan en el bañado, se arrastró por el fango, y buscando
Algo de calor se acercó hasta donde dormía Osvaldo.
Osvaldo era un cazador de nutrias. Durante el día había colocado trampas, y pensaba
Revisarlas al amanecer. Estaba durmiendo bajo un cobertizo de lona, tendido
Bocabajo, con la cabeza ladeada apoyada en los brazos.
Sintió que algo le rozaba la espalda, era una serpiente, deslizándose entre el abrigo y
La piel de Osvaldo.
Osvaldo lanzó un alarido al sentir el cuerpo frío y resbaloso de la serpiente
Introduciéndose entre sus ropas, reptando por su espalda, moviéndose de un lado
Al otro y siseando. Se levantó rápidamente he intentó quitarse el abrigo, sentía
Como la serpiente te retorcía furiosa, y lo mordía repetidas veces.
Cuando consiguió quitarse el abrigo la serpiente callo al suelo, y ondulando su
Largo cuerpo huyó con rapidez.
Osvaldo sentía como un fuego en la espalda, el veneno del reptil se esparcía por
Todo su cuerpo. Agobiado por un dolor insoportable salió dando tumbos, sin
Rumbo, cruzó un pajonal y se empantanó entre los juncos, se arrastró entre el
Lodo, como un animal agonizante. Envuelto entre la bruma, la vegetación
Enmarañada, el agua estancada, el fango, el canto de las ranas, el rumor del
Bañado, Osvaldo se terminó rindiendo y calló muerto.
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